Lo que me molesta (un poquito) del mundo del tatuaje —pero sin drama, ¿eh?

¡Hola, hola!
Soy Michael, tatuador en Mayje Tattoo, estudio ubicado en pleno centro de Barcelona. Nací en Ecuador, pero llevo años aquí dedicándome a esta profesión que me apasiona: el tatuaje. Hoy vengo a hablarte de algo diferente… de esas pequeñas cositas del gremio del tattoo que a veces me rascan un poco el alma (como una costra de tatuaje mal curada 😅).

Ojo, no lo digo con mala vibra, ¿eh? Este artículo va con cariño, con humor, y desde la experiencia de alguien que ama profundamente su oficio. Vamos allá…

🎨 Cuando se valora más el postureo que el trabajo real

Vale que Instagram mueve todo. ¡Nos ha dado visibilidad y trabajo, y eso lo agradezco mil veces! Pero a veces veo más importancia en cuántos seguidores tienes o qué tan cool es tu selfie tatuando, que en la calidad real del trabajo.

Amig@s, un tatuaje no se mide por cuántos likes tiene la foto, sino por cómo envejece en la piel y cuánto conecta con la persona que lo lleva. Y eso, créeme, no siempre se ve en una story.

🗣️ Cuando se habla más de otros tatuadores que de tatuajes

Aquí entre nos… me gusta el chisme lo justo. Pero cuando en convenciones o en grupos del sector se habla más de quién hizo qué, con quién se peleó tal, o por qué fulanito se fue de ese estudio… me desconecto.

Prefiero mil veces compartir técnicas, hablar de estilos, inspirarnos mutuamente. El cotilleo no deja tinta, y a mí me gusta más mancharme las manos que la boca.

🖼️ Cuando se copia descaradamente un diseño ajeno

¡Ay, pana! Esto sí me duele. Porque detrás de cada diseño hay horas de trabajo, de bocetos, de romperse el coco para crear algo único. Y luego lo ves tatuado tal cual, sin ni siquiera cambiarle una coma, y sin dar crédito.

Inspirarse es bonito. Copiar sin respeto, no. Si admiro a un artista, lo sigo, lo estudio, aprendo… ¡pero no calco su dibujo para tatuarlo como si nada!

💸 Cuando se regatea como si fuéramos mercadillo

Sí, vengo de un país donde el regateo forma parte de la cultura (y a veces hasta lo disfruto en el mercado). Pero en un estudio de tatuajes profesional, con materiales estériles, máquinas top y años de experiencia detrás… ¿de verdad quieres discutirme 20 euros?

No vendemos plátanos ni camisetas (aunque en Ecuador los plátanos están buenísimos, por cierto 😆). Vendemos arte. Y eso tiene su valor.

⏰ Cuando se habla de “sacrificio” pero se olvida el equilibrio

Hay una idea muy extendida de que el tatuador debe sacrificarse siempre por la pasión: trabajar hasta las tantas, responder mensajes a cualquier hora, tatuar en condiciones malas por amor al arte…

Y ojo, sí que hay pasión. ¡Mucha! Pero también tenemos vida, familia, salud mental y física. Ser profesional también significa saber poner límites. No es falta de entrega, es cuidar lo que amamos para seguir haciéndolo bien muchos años.

🤝 Cuando se pierde la humildad

Conozco artistas increíbles, de esos que te dejan con la boca abierta. Pero también conozco otros que, con dos premios y tres likes, ya no te saludan si no tienes más followers que ellos.

La humildad, en cualquier oficio, pero especialmente en uno tan humano como el tatuaje, es clave. Porque no importa cuántos seguidores tengas: al final, lo que importa es cómo tratas a la gente… y cómo les tatúas el alma, no solo la piel.

En resumen…

El gremio del tatuaje está lleno de talento, de historias bonitas, de artistas increíbles. Pero como en toda comunidad, hay cosillas que podemos mejorar. Y si lo hacemos con humor, respeto y ganas de crecer, mejor que mejor.

Yo seguiré aquí, en el estudio Mayje Tattoo, en el centro de Barcelona, con mi música de fondo, mi cafecito (o mate, o lo que toque ese día), y sobre todo con ganas de seguir tatuando historias reales, de personas reales.

Gracias por leerme.
Nos vemos en la camilla 😉

—Michael
Tatuador en Barcelona · Realismo y más · Mayje Tattoo